El
posible efecto nocivo de los contaminantes químicos sobre la salud de los
trabajadores, debido a su presencia en los ambientes laborales, se considera en
el marco de acción tóxica que pueden ejercer las sustancias químicas.
Se
entiende por acción tóxica o toxicidad a la capacidad relativa de un compuesto
para ocasionar daños mediante efectos biológicos adversos, una vez que ha
alcanzado un punto susceptible del cuerpo. Esta posible acción tóxica significa
que la exposición a los contaminantes representa un riesgo, el cual se puede
definir como la probabilidad de que produzcan los efectos adversos señalados,
bajo las circunstancias concretas de la exposición.
La
toxicidad es uno de los factores que determinan el riesgo de los contaminantes
químicos, pero éste responde además a otros varios factores, como la intensidad
y la duración de la exposición, la volatilidad del compuesto y el tamaño de las
partículas. El concepto de toxicidad se refiere a los efectos biológicos
adversos que pueden aparecer tras la interacción de la substancia con el
cuerpo, mientras que el concepto del riesgo incluye además la probabilidad de
que se produzca una interacción efectiva. En consecuencia, la toxicidad y el
riesgo se concretarán en función de los efectos biológicos y las propiedades
fisicoquímicas del compuesto implicado, así como de las características que presente
la exposición al mismo.
Estos
efectos, propiedades y características constituyen los datos cuyo conocimiento
serán imprescindibles para poder efectuar la evaluación del riesgo y establecer
una prevención adecuada al mismo.
En
general suelen distinguirse varios tipos principales de efectos tóxicos:
Corrosivo: Efecto de destrucción de los tejidos sobre los
que actúa el tóxico.
Irritativo: Efecto de irritación de la piel o las mucosas en
los puntos en los que se produce el contacto con el tóxico.
Neumoconiótico: Efecto de fibrosis pulmonar producido por partículas
sólidas de determinadas substancias insolubles en los fluidos biológicos.
Asfixiante: Efecto de anoxia producido por desplazamiento del
oxígeno del aire (asfixiantes físicos) o por alteración de los mecanismos
oxidativos biológicos (asfixiantes químicos).
Sensibilizante: Efecto debido a una reacción de tipo alérgico del
organismo ante la presencia del tóxico, que puede manifestarse de múltiples
formas (asma, dermatitis).
Cancerígeno,
mutágeno y teratógeno: Efecto de
producción de cáncer, modificaciones hereditarias y malformaciones en la descendencia,
respectivamente, debidas básicamente a la inducción de cambios en los
cromosomas de las células.
Sistémico: Alteraciones en órganos y sistemas específicos
debidas a la acción sobre los mismos del tóxico, una vez absorbido y distribuído
por el cuerpo; incluye, por tanto, los efectos sobre el sistema nervioso,
sistema hematopoyético, hígado, riñones, etc.
Frecuentemente
se utiliza para clasificar a las substancias tóxicas el tipo de efecto que
producen. Así, el calificativo de "tóxico" se ha venido aplicando
tradicionalmente, de modo restrictivo, a las substancias que presentan efectos
sistémicos, en tanto las restantes substancias tóxicas se suelen calificar
según su efecto principal (irritantes, neumoconióticos, asfixiantes, etc). No
obstante, estos calificativos pueden originar confusiones, dado que muchos
tóxicos son capaces de producir a la vez varios tipos de efectos.
Existen
también algunos conceptos que permiten establecer divisiones generales de los
efectos tóxicos. Así, pueden considerarse entre los efectos las siguientes
dualidades:
Locales
y generales: Los primeros
aparecen en el lugar de contacto del tóxico con el cuerpo y los segundos se
manifiestan en puntos apartados de dicho lugar.
Agudos
y crónicos: Responden a
una distinción desde el punto de vista clínico según la duración o evolución de
las manifestaciones.
Reversibles
e irreversibles: Hace
referencia a la posibilidad de recuperación del estado normal tras la remisión
de los cambios biológicos producidos por el tóxico.
Acumulativos
y no acumulativos: Diferencia
entre los tóxicos que actúan por acumulación en el organismo, al ser eliminados
muy lentamente, y aquellos otros, cuya eliminación es mucho más rápida, que
actúan cuando la exposición es suficientemente intensa.
Estocásticos
(cuantales) y no estocásticos (graduados): En el primer grupo, la posibilidad de que se produzca el efecto
aumenta con la dosis de tóxico recibida (cancerígenos). En el segundo, es la
intensidad o gravedad del efecto la que depende de la dosis (irritativos,
sistemáticos).
Cuando
un individuo sufre una exposición combinada, o sea, una exposición simultánea a
una mezcla de substancias tóxicas, pueden presentarse tres tipos de efectos
combinados:
Independientes: Cada uno de los tóxicos concurrentes produce un
efecto distinto a través de un modo de acción diferente.
Sinérgicos: El efecto combinado es mayor que el de cada uno
de los componentes de la mezcla. Los efectos sinérgicos pueden ser de dos
clases:
● Aditivos, cuando la magnitud del efecto combinado
es igual a la suma de los efectos producidos separadamente por cada uno de los
tóxicos.
● Potenciados, cuando el efecto combinado es más
que aditivo.
Antagónicos: El efecto combinado es inferior al aditivo.
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