“Si la abeja desapareciera de
la superficie del globo, el hombre no tendría más que cuatro años a vivir. No
más polinización, no más hierba, no más animales, no más hombres”. Con esta
frase Albert Einstein alertaba tiempo atrás los peligros que se presentarían en
el mundo en el caso de que las abejas se extinguieran. Sorprendentemente esto
está ocurriendo.
Desde el 2006 los apicultores
norteamericanos y luego también los europeos empezaron a notar que las abejas
se estaban muriendo. Los científicos llaman al problema Trastorno del Colapso
de las Colonias y a pesar de que no saben el porqué, estos insectos simplemente
se mueren y en la mayoría de los casos lo hacen sin dejar rastro alguno, sólo
desaparecen.
Históricamente, cuando algo
afecta a los enjambres hay muchos insectos muertos, pero en este caso no hay
cuerpos. Además, quienes abandonan el panal son las abejas obreras dejando a la
reina atrás, en un comportamiento de lo más atípico.
“A nivel mundial y sobre todo
en países del hemisferio norte se presenta una situación preocupante. Hay un
síndrome de despoblamiento de las colmenas y estas quedan vacías. La abeja se
va al campo y no regresa”, afirma Roberto Imberti, secretario de la Sociedad
Argentina de Apicultores.
Las posibles causas están
siendo evaluadas por científicos en todo el mundo. En Estados Unidos, varios
centros de investigación creen que el factor principal es el virus israelí de
parálisis aguda. En España, el Centro Apícola de Castilla dice que se trata de
un parásito. En Francia, le echan la culpa al daño neuronal que causan los
pesticidas en los minicerebros de los invertebrados.
“Es multifactorial, no se
produce por algo en particular. Se han estudiado mucho las colmenas y existen
varias cosas que podrían estar causando este despoblamiento. Agroquímicos,
factores climáticos, infecciones y parásitos son algunas de ellas. Por si solos
no provocan grandes daños pero combinados si”, sostiene Enrique Bedascarrasbure,
coordinador del Programa Nacional Apícola del INTA.
La polinización de los
cultivos, esencial para la alimentación de la humanidad, está en riesgo
inminente a partir de este fenómeno. El 60% de los alimentos que se consumen en
el mundo son polinizados por las abejas. Su alta mortalidad representa un
riesgo a la biodiversidad global, ya que estas realizan el arduo trabajo del
intercambio genético.
Se calcula que la
supervivencia de más del 80% de las especies vegetales del planeta y la
producción del 84% de especies de cultivo en Europa dependen, al menos en
parte, de la polinización de estos insectos. La supervivencia de algunos
cultivos como el cacao, la vainilla, las calabazas, los melones y varios tipos
de nueces está en relación directa con el trabajo realizado por las abejas.
Por el momento, Argentina se
mantiene aislada de la caótica situación que se presenta a nivel mundial. Sin
embargo, los especialistas creen que este fenómeno llegará a nuestro país y la
clave será estar bien preparados para ello.
“Por suerte en Argentina no se
ha detectado masivamente un síndrome de despoblamiento de colmena. Hay algunos
casos particulares pero son muy aislados y no constituyen un problema. Estamos
muy bien equipados para sobrellevar la situación en el caso de que se presente.
Tenemos una red de técnicos trabajando y un sistema sanitario bien preparado”,
evalúa Imberti.
En medio de este problema,
Argentina será la sede del 21 al 25 de Septiembre del congreso mundial
Apimondia 2011. El encuentro, bianual, reúne a todos los involucrados en el
mundo de la apicultura. La última vez que había organizado en el territorio
nacional fue 38 años atrás.
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