La mayoría de los sistemas y estrategias constructivas que se emplean actualmente tienen un alto costo ambiental y muy baja optimización de recursos. Sin embargo, existe un novedoso conjunto de soluciones y estrategias, hasta ahora poco utilizadas, que podemos considerarlas ECOeficientes:
- Demuestran mayor
viabilidad ambiental,
- Presentan mayor competitividad
económica, tanto para la fase de construcción como durante el
funcionamiento de los edificios.
El sector residencial
constituye una importante fuente de emisiones de gases de efecto invernadero y
especialmente a lo largo de la vida útil de los edificios, en total tres veces
más que en la fase de construcción. Se manejan como datos razonables emisiones próximas
a los 500 kg de CO2/m2 construido, asociadas a la fabricación de los materiales,
y entre 20 y 40 kg de CO2/m2 por año, asociados al mantenimiento del edificio,
donde se incluye la calefacción, climatización, iluminación , aparatos
eléctricos y cocina. Las emisiones asociadas a la vida útil del edificio
dependen, entre otros factores, a la edad y tipo de edificio, y de su
adecuación bioclimática.
La vivienda es responsable de
emisiones de CO2 directas por consumo de combustibles fósiles (principalmente
por calefacción) y, sobre todo, indirectas como consecuencia del consumo de
electricidad, cuyas emisiones se generan y por tanto estarán contabilizadas en
las centrales de producción de energía eléctrica.
La edificación deber ser vista
como un sector que va a resultar fuertemente presionado por las políticas de
lucha contra el cambio climático y, en consecuencia, debe de ir internalizando
las estrategias que le permitan ser lo más ECOeficiente posible. Con respecto a
este punto, La Unión Europea ha impuesto como objetivo para el año 2020 reducir
el 10% de las emisiones de los sectores difusos con respecto al año 2005, entre
los que se encuentra el sector de la edificación. La edificación ha de
adaptarse cuanto antes a las nuevas pautas de comportamiento de lo que se ha
venido a llamar economía baja en carbono.
Disponiendo de buenas
prácticas y experiencias de éxito se facilitaría la introducción de criterios
ambientales en los proyectos. Si podemos identificar aquellos ejemplos que,
además de tener nulas o reducidas emisiones de CO2, son favorables desde el
punto de vista económico, estaremos creando las bases para generar un legado
edificado más sostenible.
Para difundir las ventajas
competitivas de esta nueva concepción de la arquitectura tanto para los nuevos
edificios como para la conversión de los existentes, es imprescindible que se
cuantifique la reducción en las emisiones y el ahorro económico. Se pueden
emplear estrategias ECOeficientes sin necesidad de inversiones adicionales,
simplemente teniéndolo en cuenta en la concepción del proyecto, como, por
ejemplo, la orientación del edificio. Si se comparan edificios con ventanas de
la sala y habitación principal orientadas al sur con edificios con una
orientación norte se percibe un ahorro energético equivalente a 348,3 €/año y
evitando unas emisiones de 1.178 kg de CO2/año (equivalente a las emisiones de
CO2 que genera un vehículo de tamaño medio que fuera utilizado para desplazarse
al trabajo a 10 km de distancia durante un año). Otro ejemplo que se puede
encontrar en este trabajo es el de utilización de galerías acristaladas
orientas al sur. En este caso el ahorro anual es de 463 €/año y en las
emisiones de CO2 de 1.566 kg. Esto son solo dos ejemplos de un estudio europeo que
demuestra que una buena orientación del edificio permite un buen ahorro
energético y económico.
Todo esto no es nuevo, es bien
conocido por los profesionales y ha sido objeto de la arquitectura bioclimática
durante décadas. La recuperación de estas y otras tantas ideas en la
arquitectura permitirían colaborar en la mitigación del cambio climático reduciendo
emisiones y adaptar la edificación y las ciudades a los previsibles impactos del
incremento de la temperatura.
Otra práctica ECOeficiente en
la construcción, es la recuperación de residuos que deja la demolición (maderas,
metales, áridos, etc.) lo que evitaría también la eliminación de los mismos en
vertederos. En la Unión Europea se encuentra penalizada la disposición de residuos
mezclados y potencialmente reutilizables a los vertederos.
El año 2011 nació con un fuerte
incremento en el precio de la energía eléctrica y la tendencia, tanto para la
energía eléctrica como para el conjunto de combustibles fósiles, es que sigan
incrementando su precio, lo que convertirá en ECOeficientes muchas de las
medidas que nos ayudarán a alcanzar una arquitectura y un urbanismo bajo en
carbono.
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