Unos 320 000 trabajadores de
todo el mundo mueren cada año como consecuencia de enfermedades infecciosas. En
los últimos diez años, la cobertura en los medios de comunicación ha aumentado
la sensibilización de la opinión pública respecto a los riesgos biológicos,
como en los casos del ántrax y su relación con actividades bioterroristas, el
síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) y la amenaza de la gripe aviar. No
obstante, los agentes biológicos están presentes en todas partes y en muchos
entornos laborales los trabajadores se enfrentan a riesgos biológicos muy
perjudiciales.
Dos de los grandes problemas
detectados, las epidemias mundiales y los microorganismos resistentes a los
medicamentos en los lugares de trabajo, demuestran la importancia de que el
tema de los riesgos biológicos se aborde a escala mundial y con la cooperación
de varias disciplinas, como la seguridad y salud en el trabajo, la salud
pública, la salud animal, la protección medioambiental, y la seguridad
alimentaria.
MICROORGANISMOS
Los microorganismos
constituyen un grupo amplio y diverso de organismos que existen como células
aisladas o agrupadas. En este aspecto, las células microbianas se diferencian
de las células de los animales y las plantas, ya que éstas son incapaces de
vivir de forma aislada en la naturaleza y sólo pueden existir como parte de
organismos pluricelulares.
Las cuatro grandes clases de
microorganismos que pueden interactuar con los seres humanos son las bacterias,
los hongos, los virus, y los protozoos. Representan un peligro para los
trabajadores por su amplia distribución en el medio ambiente de trabajo.
Fuentes principales de
microbios:
1. Los que aparecen como
consecuencia de la descomposición biológica de sustratos asociados a ciertas
profesiones (Ej., el heno molido que causa neumonitis por hipersensibilidad);
2. Los que se asocian a
ciertos tipos de hábitats (Ej., bacterias presentes en las redes de
abastecimiento de agua);
3. Los que proceden de
individuos que hospedan a un agente patógeno (Ej., tuberculosis).
ENTORNOS LABORALES CON RIESGOS
BIOLÓGICOS
El personal médico y de
laboratorio y otros trabajadores de los servicios sanitarios, así como los de
las profesiones relacionadas con estas actividades, están expuestos a infección
por microorganismos si no se adoptan las medidas adecuadas de prevención. Entre
los numerosos riesgos biológicos a que se exponen los trabajadores de los
hospitales están el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la hepatitis B,
el herpes-virus, la rubéola y la tuberculosis.
El trabajo en el sector
agrícola se asocia a una gran diversidad de riesgos profesionales. La
exposición a polvo orgánico, a microorganismos suspendidos en el aire y a sus
toxinas, puede producir enfermedades respiratorias, entre ellas bronquitis
crónica, asma, neumonitis por hipersensibilidad, síndrome tóxico del polvo
orgánico y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
La exposición durante cortos
períodos de tiempo a determinados polvos de la madera puede producir asma,
conjuntivitis, rinitis o dermatitis alérgica. Algunos microorganismos
termófilos presentes en la madera son patógenos para el ser humano, y la
inhalación de esporas de actinomicetos presentes en las astillas de madera
almacenada se ha relacionado con enfermedades humanas.
PREVENCIÓN
El conocimiento de los
principios de la epidemiología y de la transmisión de enfermedades infecciosas
es esencial en los métodos utilizados para el control del organismo causante.
Los trabajadores deben someterse a exploraciones médicas previas y periódicas
para detectar enfermedades profesionales de origen biológico. Las medidas de
prevención y control deben adecuarse en cada caso al tipo de germen, a la
fuente de infección y al modo de transmisión de la enfermedad de que se trate.
No obstante, se pueden formular algunas recomendaciones generales para todos
los trabajos con riesgo de transmisión de enfermedades.
Evitar la proliferación de
gérmenes:
— Control veterinario de los animales.
— Control sanitario de pieles, lanas, pelos, etc.
— Desinsectación y desratización.
— Desinfección y esterilización de productos contaminados.
— Diseño de locales de trabajo evitando lugares susceptibles de
acumulación de suciedad.
— Limpieza y desinfección de locales de trabajo, lavabos,
duchas y servicios higiénicos.
Evitar la exposición:
— Reducción del número de trabajadores expuestos.
— Técnicas y métodos de trabajo que impidan el contacto directo
con material contaminado.
— Utilización de material desechable.
— Ventilación forzada o aspiración para eliminar polvo.
— Planes y pautas de actuación ante emergencias.
— Transporte y almacenamiento en condiciones de seguridad.
— Señalización adecuada y restricción de acceso.
Protección individual:
— Formación e información de los trabajadores.
— Limpieza y desinfección de ropas y utensilio.
— Cuidado del higiene personal.
— Uso de jabones antisépticos, especialmente en heridas.
— Protección personal: ropa, guantes, mascarillas.
— Vacunación cuando sea efectiva y aplicable.
— Prohibición de comer, beber, fumar o aplicarse cosméticos en lugares
de riesgo.
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